Nuestra lista de películas con el diseño de sonido más llamativo

Han sido muchos los y las cineastas que han experimentado con el sonido a lo largo de sus carreras, y cuyo trabajo sonoro ha tenido una relevancia determinante a la hora de trabajar la forma de sus filmes. En el equipo de Metrópolis Journal hemos querido recomendar la siguiente lista, totalmente personal y cosechada por nosotros y nosotras.

2001: Una Odisea en el espacio, Stanley Kubrick (1968) por A. Dávalos

Si bien cada vez que pienso en Kubrick lo primero que se me viene a la mente son sus composiciones perfectamente simétricas, me gustaría hablar del uso del sonido en esta película. La base del sonido es el silencio, en esta película nos muestra cómo este recurso se puede utilizar para reflejar la tensión que viven los astronautas. Kubrick nos demuestra otra vez la importancia que le da a la física en sus películas: el sonido no se puede transmitir en un medio como el vacío del espacio.

Diva Plavalaguna en El Quinto Elemento, Luc Besson (1997) por A. Dávalos

Como bonus track me gustaría recomendar una escena de esta película, la actuación de Diva Plavalaguna. Una cantante de ópera alienígena que interpreta una canción muy particular frente a un público perplejo ante el espectáculo que están contemplando.

Lo más curioso es cómo se rodó esta escena. Para empezar, Diva Plavalaguna es interpretada por Le Besson, la mujer del director, ya que la modelo que iba a hacer este personaje abandonó el proyecto poco antes de que empezara el rodaje. La voz es la de una soprano (Inva Mula). La reacción de todos los personajes es real, ya que Luc Besson les pidió que fueran espontáneos y ninguno había escuchado los ensayos ni había visto la caracterización de este personaje. Todas estas anécdotas que rodean a esta escena hacen que la considere oportuna como fun fact para este artículo.

Roma, Alfonso Cuarón (2018) por C. Valencia

Cuando vemos Roma, además de lo visual resulta especialmente llamativo cómo se usa el sonido en la cinta. Este cobra a veces incluso una importancia mayor que la imagen y no pasa desapercibido. Tiene sentido que el sonido sea tan fascinante en la película, pues, tal y como aparece explicado en el artículo “Roma, un sonido que va más allá de la imagen” (El Universal), la edición sonora empezó antes del rodaje, en Navidad de 2016, ya que es una fecha muerta para la ciudad de México. Entre los sonidos, se buscaba grabar todo por separado, para conseguir la mayor calidad posible e ir construyendo capas de ambiente como si estuvieran pintando en un lienzo. Personalmente, creo que el sonido en Roma ocupa un papel muy importante y nos ayuda a trasladarnos a la realidad de la ciudad de México sumergiéndonos en un ambiente de la ciudad.

Interstellar, Christopher Nolan (2014) por S. Fernández

Lejos de lo poco atractivo que puede ser un blockbuster para el análisis fílmico, hay algo que tiene esta película que sí es determinante a la hora de estudiar el sonido en el cine: Hans Zimmer. Y es que ha otorgado al universo de las bandas sonoras un carácter autoral con pocos precedentes en la historia. Zimmer amolda y construye sus bandas sonoras en función del carácter de sus escenas. Quiero destacar especialmente la secuencia del mundo de las olas. Y es que acompaña magistralmente a lo visual. Cuando aparecen las olas, y vemos ese tilt hacia arriba siguiendo la inmensidad de la ola, utiliza un muro de sonido que llena por completo la sala. Transmite a la perfección las tensiones de los personajes transportándolas a la música. Y es lo que hace que se te ponga la piel de gallina.

Une femme est une femme, J.L. Godard (1961) por S. Fernández

En plena ola de reconstrucción de los principios cinematográficos canónicos encontramos esta joya. Godard rompe absolutamente todas las bases de la constitución del sonido en una película desde el principio del filme, cuando en la primera escena cambia de plano sonoro continuamente, llegando a escuchar un plano sonoro mudo, totalmente vacío. ¿Qué consigue con esto? Hacernos conscientes de que estamos viendo una película, subjetivando la cámara, y sacándonos de la narrativa. Este momento es seguido de otro más brillante aún, y es el cabaret en el que nuestra protagonista trabaja. Canta una canción en la que, justo cuando ella canta, se corta toda la música de acompañamiento, haciéndonos partícipes de una escena bastante fría.