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Recomendaciones. Descenso al Género Cinematográfico. Romance No Convencional

  • Pablo Ortega
  • 17 feb 2021
  • 8 Min. de lectura

La cinematografía abarca una elevada variedad de géneros y subgéneros en las que poder estructurar, asimismo, otra extensa cantidad de filmes. El género surge de un imperante requerimiento por hallar similitudes y diferenciaciones entre cintas de la industria para poder, de esta misma forma, ejecutar una ordenación de sus propuestas en el objeto de análisis. Sin embargo, la continua repetición de las fórmulas del género al que corresponden, ha conducido a una escasez en el entusiasmo del cineasta por la reinvención de sus formas, acomodando sus líneas narrativas a convencionalismos y otros factores condicionantes por la tradición cinematográfica. A nuestro favor, dictaremos que no siempre se cumple tal regla, pues como hemos concebido en nuestra Historiografía Fílmica y en la cinematografía contemporánea, un segmento de los cineastas han propuesto nuestras narrativas y formas que quebrantan los géneros en los que se enmarcan.


En esta ocasión, centraremos la atención en el género del romance o romántico, cuyas apuestas abandonan las pretensiones de su mismo género al introducir una mayor profundidad en la temática propuesta o incluso en la innovación en sus técnicas. Para ello, hemos preparado un listado de siete apuestas con las que poder vivir un San Valentín plenamente diferente: historias románticas que intercambian emociones e ideas con el espectador, que aportan un elemento diferenciador: la necesidad por fracturar su lugar de procedencia, por alcanzar los sueños de la Humanidad y por evadir esta alienante sociedad, disipadora de emociones y sentimientos.


La Vie D'Adèle (La Vida de Adèle, Abdellatif Kechiche, 2013)

Comenzamos la clasificación, sin proceso de organización ante su preferencia ante otras, con una apuesta por la reivindicación del romance más allá de las fronteras de los arquetipos del género. La Vida de Adèle supone un punto de inflexión en la cinematografía LGTBQ+, resultando una propuesta reivindicatoria del amor más allá de la visión heterosexual que se plantea en la gran mayoría de las apuestas del mismo género o en los romances ejecutados en filmes que no lo toman como principal fundamento. La cinta nos presenta a Adèle (Adèle Exarchopoulos), una adolescente de quince años que reflexiona en torno a su orientación sexual. Cierta noche conoce a Emma (Léa Seydoux), que despierta las emociones de atracción romántica de la joven Adèle hacia la citada muchacha. Basada en la novela gráfica, Blue, de Julie Maroh, es una propuesta que posee, como principales asuntos temáticos, la madurez, el deseo y los diversos prejuicios del entorno social de las jóvenes ante el amor homosexual. Abdellatif Kechiche ha logrado, con este film, resultar ganadora en el Festival de Cannes con la Palma de Oro a Mejor Película, así como Mejor Actriz Revelación Adèle Exarchopoulos en los Premios César, ambos festivales celebrados en 2013. ¡Consideramos que no puedes dejar pasar la oportunidad de visionar dicho film ante su suma relevancia para la representación de la colectividad LGTBQ+ y como destacable valor en su aportación humanístico a la cinematografía!


Portrait de la jeune fille en feu (Retrato de una mujer en llamas, Céline Sciamma, 2019)


Nuestra debilidad por la cinematografía perfectamente resuelta y ejecutada en su narrativa, técnica y en la emisión de un conciso mensaje, nos ha conducido para hallar a este film como una cinta de obligatorio visionado. En 2019, resultó nominada como Mejor Película Habla No Inglesa en los Globos de Oro, aunque consiguió el galardón a mejor guion (Céline Sciamma) en el Festival de Cannes. La cinta nos introduce en Francia, 1770, donde Marianne, una pintora, recibe un encargo fundamentado en la ejecución de un retrato de la boda de Héloïse, una joven que ha abandonado el convento y con el cuestionamiento de su futuro matrimonio. Ante su desconocimiento, Marianne dedica su tiempo a investigar a dicha figura. La presente obra artística, mantiene un pausado ritmo, aunque el goce audiovisual del film, junto a una impecable narrativa que nos aproxima a un romance reivindicatorio ante la crudeza de la época que sirve de ambientación, es superior. La planificación de su puesta en escena resulta realmente lograda, ocasionando que algunas de sus imágenes concentren una fuerza poética impresionista, de manera que cada segmento, cada puesta en cuadro, desde su individualidad, conforma su propia representación pictórica. ¿Te hemos conseguido atrapar con esta premisa y estas palabras reflexivas?


Cold War (Pawel Pawlikowski, 2018)


Una de las más atípicas propuestas cinematográficas de nuestra organización. Es una cinta que emplea el contexto histórico y las cualidades de su formato para concederle un elemento diferenciador, pues la exposición de la opresión del Régimen Soviético y de la incapacidad de sobrevivir en un mundo en el que sus personajes no pueden encajar, le otorga una alta carga emocional al relato. La historia narra el romance entre Wiktor (Tomasz Kot) y Zula (Joanna Kulig), dos individuos de contrario origen, conocidos ante las audiciones ejecutadas para el entretenimiento del Régimen, y cuya pasión los conducirá a su eterna pervivencia pese a las circunstancias sociopolíticas en un intervalo de quince años. Es una obra maestra en la expresión de su cualidad técnica, en su estilo, en su estructura dramática, en su narrativa, no centrando su atención, tan sólo, en el eje romántico, sino articulando los mecanismos que profundizan en sus emociones y en sus estados anímicos. Su estilo audiovisual atrapa, pero sus personajes consiguen emocionar e intensificar la empatía del espectador. La cinta obtuvo las siguientes nominaciones en los Óscar en la Ceremonia de 2018: Mejor Director, Mejor Fotografía y Mejor Película Extranjera. En el Festival de Cannes, obtuvo el merecido galardón a Mejor Director, mientras que en los BAFTA, recibió otras cuatro nominaciones en las que se integraba la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa. El Cine Europeo, por otro lado, le concedió cinco premios: Mejor Película, Mejor Director, Guion, Montaje y Mejor Actriz (Joanna Kulig).


Lawrence Anyways (Xavier Dolan, 2012)

La sinceridad, interna y ajena, así como el amor propio, son cruciales para la capacidad de amar a la otra persona. Xavier Dolan, en la plenitud de su juventud, presenta una cinta cinematográfica vinculada a la Identidad Sexual y la sinceridad con uno mismo para poder amar a los demás. Es un relato de casi tres horas de duración que ejecuta un análisis psicológico de sus personajes perfecto, estableciendo los prejuicios vinculados a la Identidad y las continuas creencias del mismo y en relación a la orientación sexual. Es una obra que avanza más allá del propio relato romántico, estableciendo un estudio relevante sobre lo que somos y lo que se pretende que seamos. Somos y seremos aquello que ensalce nuestra libertad y nuestra plenitud en la satisfacción, por lo que es relevante mantener sinceridad con nosotros mismos y hacia el entorno, sin temor alguno. La obra presenta a Laurence Alia (Melvin Poupaud), profesor de secundaria que, tras su enamoramiento con Fred Belair (Suzanne Clément), toma la decisión de cambiar su sexo ante su inconformidad con él y tras la confesión de su represión durante años. Es un excelente punto de partida para la reflexión sobre el amor propio y la sinceridad con uno mismo, en la que la satisfacción con uno mismo y su identidad, podrá capacitarnos para amar con intensidad. La belleza de su imagen y el impresionismo que se le impregna, la capacidad de profundización y reflexión en torno a sus personajes, la propia narrativa y su estructura, sus intérpretes… Es pura perfección estilística y temática del cine francés, en su máximo esplendor en esta lista. La Cinematografía francesa es amor en sí misma.


Her (Spike Jonze, 2013)

No negaré mi predilección ante esta delicia audiovisual, ante una propuesta que va más allá del romance físico y carnal, ante una obra maestra de la filosofía contemporánea y tecnológica ante su aportación a la reflexión sobre la digitalización y el vínculo emocional y afectivo hacia un elemento tecnológico. Her (Jonze, 2013) es la consolidación de su autor, que reflexiona en torno a la figura de Theodore (Joaquin Phoenix), quien tras una ruptura sentimental con Catherine (Rooney Mara), conoce a Samantha (Scarlett Johansson), un sistema operativo con conciencia y sentimientos de la cual se enamorará. Su narrativa no puede resultar más poco convencional, presentando a un melancólico Phoenix en una alienante sociedad en la que los sentimientos permanecen recluidos sobre sí, en la que la comprensión de las emociones resulta devastador. Her es filosofía, es satisfacción audiovisual ante su fotografía y la magistral construcción de la psicología de su personaje fundamental. Su carácter melancólico, la exploración de sus atrapadas almas, en una persistencia por la fugacidad de su realidad, ayudados por su gama cromática y el encuadre de sus personajes. Es una obra destinada a los verdaderos amantes de una cinematografía que ansía su revolución y su interiorización, pues del pensamiento y el corazón crecen las grandes virtudes, acompañados, por supuesto, de una experiencia personal que la transforma en una obra de arte digna de admiración.


Lost in Translation (Sofia Coppola, 2004)


Her (Jonze, 2013) y Lost In Translation (Coppola, 2004) son las consolidaciones, íntimas e individuales, de ambos cineastas ante su divorcio. Su experiencia tras la ruptura se ha fraguado en dichas construcciones cinematográficas, lo cual puede asemejarse a la devastación, al sufrimiento. Sin embargo, dicha fractura ha adquirido la condición de arte ante ambas apuestas fílmicas, por lo que, ¿no es romántica dicha afirmación? La construcción de un bello objeto artístico a partir de experiencias íntimas, personales y, en ocasiones, dolorosas, pues del mismo sufrimientose construyen grandes movimientos artísticos. Lost In Translation presenta a Bob (Bill Murray) y Charlotte (Scarlett Johansson), quienes en su perdición ante una alienante sociedad que encadena sus emociones, conocen la presencia del otro para, posteriormente, entrar en un profundo estado de necesidad mutua ante su evasión social. Su carácter evasivo, su propósito por hallar en el otro individuo la paz y armonía necesarias para volver a sentir, amar y emocionarse, resulta sumamente bello. No hay elemento más romántico que hallar la paz y la serenidad en la otra persona, ¿no es así? No todo ha de metamorfosearse en romance que vinculen nuestras almas hacia lo erótico, hacia lo físico: hay amor que traspasa las fronteras carnales, que se aproxima a un profundo estado de satisfacción y plenitud que no podrá ceder, jamás, el mero deseo sexual. Un brindis, así, por aquellas emociones que ocasionan nuestro conocimiento interno y que nos permite hallar filosofía en la otra persona, pues al fin y al cabo, el amor es una desconocida filosofía sobre nosotros, como Seres Humanos, como Seres repletos de Emoción y Ardor.


La La Land (Damien Chazelle, 2016)

Su introducción en la organización de dicha categoría fílmica podrá resultar cliché, convencional, o incluso abrumador para diversos espectadores. La La Land (Chazelle, 2016) es una cinta sumamente especial, exponiendo una línea narrativa más allá del mero romance: este mismo es una conversación del individuo con el mundo artístico, estableciendo paralelismos, inevitablemente, con la vida de cualquier creador de dicho mundo. Toma una relación romántica para ensalzar los mecanismos metacinematográficos, en una exposición sobre el cine y las complejidades de acceso a los círculos artísticos, sobresaturados ante la alta demanda de artistas que mantienen un conflicto social para alcanzar sus sueños. No es casual que el escenario, percibido como un personaje en sí mismo en la cinta, corresponda a Los Ángeles.

La obra cita a Mia (Emma Stone), una actriz que, en persistencia de su sueño por la interpretación y en preparación de un papel, conoce a Sebastian (Ryan Gosling), un pianista de jazz que, al igual que ella, lucha por sus sueños. Sin embargo, su futura relación se verá afectada por la persistencia de sus metas y las complejidades que ello conlleva. Chazelle firma una apuesta que reflexiona sobre estas temáticas y en el requerimiento de persistir por nuestros sueños, aunque conduzca a inevitables sacrificios en lo que respecta a nuestra visión del mundo y del entorno. La La Land es más que un mero film romántico y musical: es un goce reflexivo sobre nuestro enfrentamiento para alcanzar nuestras metas y los obstáculos concebidos. La paleta cromática, la configuración del ritmo y la melodía, la articulación de ésta junto a los bailarines, la técnica en su fotografía, y todos los elementos narrativos y de puesta en escena, referido al alma humana, a sus emociones, a sus percepciones sentimentales… Resultó ganadora de 6 galardones Óscar y 7 Globos de Oro, ambos involucrando a Mejor Director (Chazelle) y Mejor Actriz (Stone), así como un premio, en los Óscar, destinado a Mejor Fotografía. En los Premios BAFTA, obtuvo cinco galardones, siendo uno de ellos el de Mejor Película. Además, es una cinta que eleva el ánimo en los días más oscuros. ¿Algo más que añadir?

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